Friday, March 24, 2006

17 de Febrero 2006

Ayer me pasaron varias cosas, conocí a un señor en el avión muy simpático llamado Sergio que venía de trabajar de la Methanex y es consultor de sistema MÁXIMO, con el que trabajé cuando estaba haciendo mi práctica. Llegué muy tarde y, cuando quise ir al cajero automático, mi tarjeta no funcionó, se me cayó el libro que había comprado y tuve que devolverme a buscarlo con maletas y todo. LLegué a la casa como a las doce, exhausta y un poco mareada, sigo bastante mareada y quisiera que se me quitara de una vez por todas.

Le mostré el DVD a mi mamá y a mi nonna y quedaron fascinadas de lo lindos que eran los paisajes.

Espero escribirle a mis amigos ahora, para que me envíen fotos del viaje.

Ya deshice la maleta y eso me dio mucha pena. Todo vuelve a la rutina de siempre...

FIN
16 de febrero 2006

La noche ha sido maravillosa, he bailado muchísimo con el líder (una especie de guía y organizador) del grupo americano. Me puse mi vestido rojo con tornasolado negro y bordado de mostacillas rojas. La luna es preciosa y brilló absolutamente esplendorosa sobre el mar. Bailar en una fiesta de gala con una luna así en un crucero es algo soñado, como el mejor sueño feliz de todos.

Ahora estoy en el bus que nos llevará al aeropuerto de Punta Arenas, desde donde vuelvo a Santiago. Estoy muy contenta de volver a mi casa, ha sido un viaje muy cansador. Mucho comer, mucho tomar y mucho dormir, con razón dicen que todos los excesos son malos. Me siento feliz, pero agotada. Creo que voy a dormir en el viaje a Punta Arenas, a pesar de que me encantaría concentrarme en el paisaje...

Dormí como si el mundo se fuese a acabar y aún tengo sueño. Estoy en el aeropuerto de Punta Arenas, en el restaurante. Muero por una buena siesta. Supongo que tengo que reorganizar mis horarios de sueño.

He descubierto que en el aeropuerto de Punta Arenas no hay cajero automático, por lo que - en vez de comprarme una revista - he tenido que comprar un libro, con lo caro que es todo acá en el aeropuerto. Se llama "Territorio de Magallanes. Claroscuros de su Historia" de Sergio Lausic, está editado por la Universidad de Magallanes y la cantidad de faltas de ortografía y mala redacción me dan tirria, tanto que no pude evitar corregir lo más evidente, lápiz en mano.

En fin, ya se ha formado la fila para abordar mi vuelo, prefiero abordar al último, ya que es más cómodo que estar en la cola, el estar esperando sentada a que se despeje un poco la cosa.

Estoy mareada de sueño, voy a tratar de dormir todo el viaje hasta Santiago.
15 de febrero de 2006

Me molesta un poco la garganta, el señor chilotito (la mayoría de los tripulantes provienen de Chiloé) me dio una limonada caliente con miel, así que espero sentirme un poco mejor. Me da terror resfriarme, como en Sudáfrica cuando me enfermé el primer día en la noche y estuve con dolor de garganta todo el viaje.

Hoy ha amanecido bonito el tiempo: se despeja, se nubla, pero hemos tenido bastante sol. He subido al puente de mando y he visto caiquenes, cormoranes y otras aves muy bonitas, también unas cascadas maravillosas, el Glaciar Alsina y las morrenas formadas por él.

El color del agua era de un verde maravilloso, como el Lago Esmeralda. La vegetación acá es muy parecida a la de Sudáfrica, en el sentido de que allá hay muchas acacias y acá hay unos árboles de hojas planas también (son los típicos que aparecen en los documentales de los leones). Parecen bonsais gigantescos, con los troncos muy grises y las hojas muy verdes, más bien claras, al igual que los troncos. Estos paisajes son tan pacíficos, transmiten una quietud única. En algunas partes posee un follaje frondoso y apretado y, en otras, se pueden ver los troncos claramente delineados, como un bosque fantasma, interrumpidos abruptamente por alguna cascada blanca y etérea como velo de novia, llanto de las montañas australes.

Anoche ha llovido durante toda la noche, de forma que las cascadas están muy nutridas. Son todas pequeños hilos de agua blancos colándose entre las rocas.

Hoy Judy me explicó que ella y Jim no son tourists, sino travelers. Creo que la diferencia radica en que los primeros arrasan con todo, les gusta ir a los "fancy places" (lugares de moda) y a los restaurantes concurridos, en vez de conocer lo que realmente vale la pena y comer alimentos caseros.

Hoy comimos pastas italianas en bufet, comí demasiado y, mientras hacía mi maleta me sentí un poco dizzy, subí al bar de no fumadores y una pareja de jóvenes americanos me convidaron una pastilla de Bonamine (bonine) masticable, es como la aspirina infantil, pero más amarga. Me dijeron que me podía dar sueño, así que me quedé dormida en un sillón y no me di cuenta de que estaba lleno de gente que tomó el té acá, porque el comedor está siendo preparado para la cena de gala. Creo que nadie trajo un vestido como el mío, me voy a sentir fuera de lugar, de hecho anoche tuve una pesadilla al respecto. Soñé que me vestía de gala sólo para acostarme.

Sunday, March 12, 2006


14 de febrero de 2006

Ayer en la tarde visitamos Puerto Edén, un pequeño pueblo muy pobre, desde donde - gracias a la amabilidad de Judy y Jim - llamé a mi casa. Mi mamá no se lo esperaba, estaba feliz. La tarjeta de prepago era un pedazo de papel manuscrito con el teléfono al que llamar y el número secreto. Tomamos fotografías de copihues rosados, muy bonitos.

Anduve con Judy y Jim, que me prestaron plata para llamar a mi casa, porque yo bajé sin nada del barco.

En la noche, después de la comida, fui al bar de no fumadores invitada por el grupo de estadounidenses y estaban Burt y su señora cantando, con una guitarra prestada, canciones de Platsy Claim, que son muy tristes y terribles, de desamor. Me dormí muy tarde.

Eso fue ayer, hoy despertamos cerca del Glaciar Constantino y fuimos a visitarlo en la embarcación del mismo nombre (un rompehielos) con baños y calefactores de gas, de esos que ponen en los matrimonios.

Vimos una manada de lobos marinos y muchas cascadas bonitas. Nos dieron whiskey de 12 años con hielo de 50 mil años y nos regalaron los vasos, también tomamos chocolate caliente y vino navegado.

El Constantino tuvo una falla en la dirección y nos quedamos botados un rato corto, hasta que el Skorpios III se acercó y nos sacó de ahí.

Almorzamos muy tarde y tomamos once tarde, también.

En la noche, después de comida, jugamos a las cartas con Margo, Linda y Alex, su líder turístico en el viaje. Terminamos como a las 2:00 y ahora sólo quiero dormir, será hasta mañana.
13 de febrero de 2006

Hoy hemos despertado al lado del Glaciar Pío XI. Un espectáculo que deja sin habla. Grandes masas de hielo de un azul intenso flotando en el agua del mar y, por supuesto, en el glaciar en murallas imponentes. Salimos en el mismo bote de ayer (Hércules III) a recorrer este glaciar y tomar un chocolate caliente a su sombra, el día ha estado muy nublado, pero el paisaje es maravilloso, seguido de un whiskey de 12 años con hielo de 10 mil años, un verdadero lujo en la vida.

Hoy también he conocido un grupo de norteamericanos muy simpáticos que me han invitado a escuchar música country del oeste en la noche, son buenas personas, simples y del campo, odian las grandes ciudades.

Ayer escuché una frase que me impresionó mucho, una de las personas que trabaja en el barco me ha dicho: "Acá todos la queremos mucho, porque conversa con todos y no por eso se le cae el apellido" ¿Será esa la imagen que proyecto a la gente: la de una persona con status? NO puedo creerlo, yo provengo de una familia de un carabinero de pueblo y de un comerciante de ídem, soy igual que todo el mundo.

Saturday, March 04, 2006

El almuerzo estuvo agradable hoy, sobre todo me gustó el rollo de merluza relleno de centolla y bañado en salsa de soya, que estaba envuelto en una omelette. La carne estaba muy blandita y, lo mejor, es que había ensalada de tomate y lechuga, que tanta falta me hace, con bastante aceite de oliva.

Estoy en el bar de no fumadores, aquí hay mucho movimiento, sobre todo porque acá están los niños que hacen el ruido de diez adultos. Hay un par de españolas que hablan de películas. Un hombre en una mesa solo, juega una especie de solitario que no conocía. Un grugo de norteamericanos conversa más allá acerca de enfermedades. Un hombre lee solo, mientras una parefa se afana en un juego de salón con los niños que vienen y van. Va a ser ya la hora del té, por lo que el bar va a quedar vacío pronto.

¡A abrigarse, se ha dicho! Fuimos en el Hércules III, una embarcación mediana, a conocer un fiordo hermosísimo, llamado ANTRIM. Increíble vista del agua verde oscuro, perfecto espejo de los cerros y montañas, jaspeados de bosques nativos. IMPRESIONANTE.

Había unas personas a mi lado ¡hablando de San Pedro de Atacama! No puedo creer que, por conversar, se estuvieran perdiendo ese paisaje sobrecogedor, como la vista de una postal o de una puzzle de 1.500 piezas con una imagen natural de Canadá. Definitivamente hay gente que no sabe viajar. Me imagino que el silencio aquí debe ser extraordinario, desgraciadamente no pude disfrutarlo, pero sí sentí la paz que transmitía esa Naturaleza maravillosa.

Mañana veremos el glaciar Pío XI y Puerto Edén. Espero ansiosa. Este ha sido un buen viaje.

Saturday, February 25, 2006


12 Feb 2006

EL GLACIAR AMALIA

El glaciar Amalia es indescriptible. Sólo se puede decir que tiene capas de hielo antiquísimo, a mucha presión y con mucho oxígeno, lo que permite que posea un color azul maravilloso. Llueve, los niños juegan cartas y yo me acompaño de un Chivas de 12 años ¡qué mejor!

Hoy ha habido un desprendimiento espectacular de un gran trozo de hielo en el glaciar, tanto que ha levantado olas que han cimbrado el barco, pero nada de qué preocuparse. Al principio me ha dado un temor irracional, por el ruido que suena como los truenos, pero más seco. Ahora, acabo de ver una roca con lobos marinos muy de cerca, estoy feliz de que vivan en un lugar casi inaccesible para el Hombre.

Nunca me cansaré de repetir que la Naturaleza del Sur de Chile es maravillosa. Los bosques que se trepan a las montañas, las cimas nevadas, los rayos del sol entre las nubes, el agua verde claro siempre inquieta, todo se conjuga en un paisaje insuperable. Creo que ya no tengo más adjetivos.

Por fin pude usar los guantes que me regaló Pancho hace más de 10 años, realmente me salvaron, porque el frío cerca de los glaciares es intensísimo.

Siesta de hora y media y conversación con un tripulante del barco, me deseó mucha suerte y que tuviera en el futuro una linda familia. Me dio un consejo: "Elija al más trabajador, no al más simpático, porque los hombres hacen cualquier cosa para estar con una mujer. Lo importante es que sea tranquilo y trabajador". Me he topado con la sabiduría popular.

La vida es extraña, hay niebla y no se ve el paisaje, solo se delínea el horizonte y los cerros, recortándose contra el fondo blanco.
EL VIAJE (inicio)

Luego de millones de minutos de espera, llegamos al barco. La habitación es precioes y muy cómoda. a mesa que me tocó la ocupa también un a familia de un mateimonio mayor, una mujer como de mi edad y 2 niños de entre 11 y 14 años. Todos son muy agradables, especialmente él. Me hace sentir como en familia.

El barco es mediano y el comedor pequeño, el estilo de decoración es pretencioso, pero no con demasiado gusto, sillas doradas y tapizadas de rosado no es mi idea de elegancia.

Los motores ya se han puesto en marcha, pero aún no hemos zarpado. Ya he recorrido los dos bares y los encuentro muy bonitos y acogedores. La gente es muy amable y anún queda una hora y media para el cocktail de bienvenida, por lo que creo que iré a mi cabina a descansar.

El barco se mueve, pero no tanto como para marearme, de modo que estoy bien. Es gracioso que las puertas de la ducha se muevan solas, parece que el barco estuviese poseído por un fantasma o algo así. Pensé en todas las historias del Caleuche.

Me gusta el cuadro del niño que mira la playa. Está parado sobre hierba y el cielo está nublado, pero de color muy claro. Yo creo que ha de ser temprano en la mañana ¿En qué pensará con sus manos en los bolsillos? Estoy equivocada, me parece que está sobre la arena mojada, porque tiene doble reflejo hacia adelante y hacia abajo, ambos de forma perpendicular el uno del otro.

Hoy escuché una frase: "La buena vida es cara, hay otra más barata, pero esa no es vida" Lástima por las personas que no tenemos vida la mayor parte del tiempo y por los que no la conocen ni la conocerán jamás.

Amo la madera y la oscuridad de la noche allá afuera, la espuma de las olas sobre el agua herida por la proa. Y nada más se ofrece a la vista. La vista del agua levemente iluminada por los focos del barco es encantadora.

Saturday, February 18, 2006

PUNTA ARENAS

Nublado, anoche llovió - delatan unas gotas sobre el techo vidriado que se inclina sobre mi cabeza en el comedor. No puedo esperar para conocer los glaciares.

Desayuno: muerdo mi sandwich de queso y jamón, la cocoa está deliciosa y brinda un calor que, sumado a la calefacción, resulta excesivo.

Caminata por el frío aire de Punta Arenas. Rápidamente los museos Salesiano y Braun. Miles de animales disecados y muebles de vida lujosa, respectivamente. Héme aquí excpectante por la embarcación y las masas gigantescas de hielos ¿eternos? (con el ritmo de calentamiento de la Tierra, lo dudo)

Friday, February 17, 2006

CONSIDERACIONES GASTRONÓMICAS VARIAS

Una verdad como un templo: No recomiendo arruinar el apetito, comiendo pan con mantequilla antes de la entrada y/o el plato principal, por muy hambriento que uno esté.

El hotel Los Navegantes es como el Top Hotel de Calama, su decoración refleja claramente que tuvo su mayor esplendor en la década de los '90s, pero le falta mantención (humedad y vidrios trizados) sin embargo la cocina es superior, realmente.

Hoy aprendí de la peor forma que no se debe tocar a mano desnuda una paila de greda que viene de la cocina, en caso de que esté caliente, porque puede ser muy doloroso. Los ostiones a la parmesana valieron la pena y el dolor... agudo e interminable en la yemas de mis dedos meñiques.

He comido mousse de calafate, una baya que se da solamente en la Patagonia, muy parecida al blueberry o al arándano, la cual - según la tradición local - debe ser ingerida entes de dejar la zona para volver a visitarla algún día ¿Qué sería del Hombre sin esperanza, ni supersticiones que la alimenten?
Repentinamente me encontré masticando distraídamente un ostión de mi sopa marina en paila de greda acá en Punta Arenas.

Un camarón por aquí, un trocito de centolla por allá y un choro de dimensiones extravagantes acompañaban la cebolla, el perejil finamente picado y el huevo quebrado encima que se coció con el puro calor del caldo.

En definitiva, una reminiscencia del chupe de locos que cocina mi mamá. Ja, ja, río ampliamente antes de declarar que no osaré intentar cerrar los botones de los jeans, me carcajeo.

Nunca pensé encontrar la Felicidad en una paila marina ¡Me equivoqué rotundamente!

Por supuesto a la felicidad, siguió la indigestión. Es como la vida, dicen que la felicidad nunca es completa... aaahhh

La siesta apoteósica que me tomó hacer la digestión de tamaña delicia, me impidió llegar a tiempo al museo Braun. Paseo que tuvo que ser cambiado por una caminata en la Plaza, conversación en italiano, conversación en francés, foto con el monumento correspondiente. Calcetines de lana de oveja, artesanías en semillas y la representación de una cuna alacalufe, acompañaron mitarde, la que se fue venteando cada vez más, a medida que el aire puntarenense se liberaba del mar, cada vez con mayor fuerza.